Durante la Semana Santa, miles de personas se movilizan hacia destinos turísticos en todo México. Bacalar, San Miguel de Allende y Real de Catorce destacan por su belleza, pero también por compartir una característica clave: su acceso depende de sistemas de transporte mixto o híbrido. Esta particularidad representa un reto logístico que muchas veces pasa desapercibido.
Cada visitante implica un aumento en la demanda de productos: alimentos, bebidas, medicinas, artículos de primera necesidad. En temporada alta, estos destinos deben abastecerse en un contexto complejo, donde la infraestructura, las rutas disponibles y el tipo de transporte disponible marcan la diferencia entre un servicio eficiente o un quiebre de inventario.
En los tres casos, la logística depende de una planeación precisa y del uso combinado de transporte terrestre, ferroviario o aéreo, adaptándose a la infraestructura de cada zona.
Durante estas semanas, empresas de consumo masivo, alimentos, bebidas y salud deben enfrentar:
Para quienes operan en estos sectores, anticipar estos picos estacionales permite reducir riesgos y optimizar entregas.
A largo plazo, estos desafíos también abren oportunidades: invertir en infraestructura logística, aprovechar rutas ferroviarias emergentes (como el Tren Maya), digitalizar el monitoreo de carga y diseñar cadenas de suministro más resilientes y sostenibles para zonas turísticas.
Los destinos con acceso mixto son cada vez más relevantes, y entender sus particularidades logísticas se vuelve una ventaja competitiva para proveedores, distribuidores y operadores logísticos.
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