La transformación operativa es díficil de alcanzar, incluso en la mayoría de los diagnósticos logísticos, todo empieza con un número que no cuadra. Un fill rate bajo. Una merma alta. Una diferencia en inventarios que comienza a parecerse más a una constante que a una excepción. Ese fue el punto de partida para Tammex: una cifra que encendió las alertas. Pero lo que parecía un problema aislado, en realidad era la puerta de entrada a una transformación más profunda.
Porque en la operación, los síntomas no siempre son el problema. A veces son el eco de algo más estructural.
De un control de inventario a una mejora operativa integral
Tammex tenía una preocupación legítima: la confiabilidad del inventario no era suficiente para tomar decisiones acertadas en producción, compras ni entregas. Pero al entrar a planta, el diagnóstico evidenció una desconexión entre procesos, información y sistemas.
El ERP (Intelisis) estaba subutilizado; la trazabilidad era parcial. Lo que parecía un problema puntual, se reveló como una falla estructural: la operación necesitaba una lógica de control integrada, no solo un sistema contable.
El abordaje fue más allá de reportes: se mapearon flujos físicos y digitales, se detectaron cuellos de botella en procesos clave como troquelado y ensamblado, y se corrigieron fricciones en el traspaso de información entre áreas.
La operación mostraba una paradoja común, ya que se registraban datos, sin embargo, no se tomaban decisiones con ellos. Pues la acción fue desde la experiencia operativa, no desde indicadores ni análisis. La eficiencia logística era parcial porque el sistema no estaba diseñado para anticiparse.
Con el modelo estabilizado, la meta fue escalarlo. La solución no podía depender de una sola planta o de un solo cliente. Se diseñaron layouts estandarizados, listas de materiales completas (BOMs) y políticas operativas adaptables, para responder a clientes como OXXO y 7-Eleven sin sacrificar control.
Componentes, consumibles y productos terminados quedaron trazables bajo una misma lógica operativa. Se alcanzó una mejora operativa que combina personalización con control: producción flexible, pero con eficiencia industrial.
La clave no estuvo solo en implementar un sistema, sino en reconfigurarlo con lógica operativa. Intelisis dejó de ser un registro pasivo para convertirse en el eje articulador de decisiones. Se integraron indicadores clave, rutinas de captura y tableros para roles operativos, y así garantizó visibilidad en tiempo real.
La trazabilidad dejó de ser una promesa: se volvió parte de la cultura diaria.
Este proyecto revela una constante en logística: el problema visible es solo la primera capa. La verdadera mejora operativa comienza cuando se entra al detalle de la operación, se conectan procesos, y se construye una lógica que funcione incluso en lo inesperado.
Hoy Tammex opera con más control, más visibilidad y más capacidad de adaptación. Y todo comenzó con un número que no cuadraba.
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